Ésta es una creencia muy popular y arraigada, que se ha transmitido años tras años, generaciones tras generaciones, haciéndonos creer que la sal es un conservante natural. ¿Pero realmente es eso cierto? ¿si aplicamos la sal en nuestros productos, durarán más tiempo de forma no perecedera?
Pues bien, ya sabéis que en Humanes Guillén andamos siempre detrás de conseguir un producto natural y totalmente diferenciado. Pero este tema es algo que siempre nos ha interesado investigar en particular, y que ahora querríamos compartiros a continuación.
Muchas veces decimos que la sal es un producto de tipo mineral con carga irónica. Sin embargo es mucho más que eso.
Para nuestra salud, presenta funciones insuperables, que se encargan de coordinar al resto de procesos fisiológicos del organismo. Y para nuestros alimentos, consiste en un acompañante incansable que garantiza su sabor y sus cualidades organolépticas con el paso del tiempo.
Como sabemos, la sal es un conservante natural ¿pero en qué se basa su función esencial? Mirad, la base sobre la que se sustenta esta creencia es muy sencilla. Muchos microorganismos requieren de unas condiciones específicas para su crecimiento: alto nivel de humedad, contenido alto en nutrientes como proteínas azúcares, bajo nivel de solutos…
La sal sin embargo, se encarga de reducir el contenido de agua disponible para estos microorganismos dentro de los alimentos que consumimos. De esta forma su crecimiento se vuelve mucho más lento e incluso, llega a detenerse por completo.
Por eso, podemos decir que la sal ejerce su acción como agente bacteriostático y no bactericida o esterilizante. De esta forma, si queremos hacer embutidos caseros, salazones, etc. sabemos que aportando una concentración mínima de sal como conservante, conseguiremos mantener en buen estado dicho producto. Algo similar ocurre con el forraje para el ganado, donde la sal también juega un papel fundamental en su conservación.
Como veis, desde que los fenicios comenzaron a extender por todo el mundo los salazones, este conocimiento se ha ido trasladando poco a poco hasta en la actualidad, poder demostrarse con datos científicos. Así era como los antiguos ni siquiera hubieran necesitado de conservantes artificiales y edulcorantes, que pudieran perjudicar la salud.
¿La sal es un conservante natural? Por supuesto y si en nuestro caso es totalmente pura y de manantial, ¡mucho mejor!
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