La sal alegra nuestros platos pero puede perjudicar nuestra salud si no la consumimos con moderación. Te vamos a contar ciertas curiosidades sobre ella que nadie te ha contado o quizás si.
¿Por qué la sal les gusta más a unas personas que a otras?
Si eres lo que se llama técnicamente como supercatador y, por consiguiente, percibes los sabores con más intensidad que la media, probablemente consumas más cloruro de sodio. Eso es lo que apunta una investigación de la Universidad de Connecticut, en EE. UU., donde se sugiere que a los individuos con más papilas gustativas por centímetro cuadrado de lengua que el común de los mortales les agrada el queso y si es posible fuerte. Cómo se explica esto? La sal les tapa el amargor del producto lácteo madurado. Lo mismo sucede con otros comestibles del mismo modo amargos o bien ácidos.
¿La sal es una droga?
Muchos aseguran y sienten que no tomar la dosis diaria de cloruro sódico puede dar sitio a algo afín al síndrome de abstinencia. ¿Esto quiere decir que genera adicción? En cierta forma sí, conforme probaron hace poco científicos australianos y estadounidenses. La necesidad imparable de tomar sal se acompaña de cambios en algunas de las neuronas del hipotálamo que regulan el enganche a la coca y a la heroína, por ejemplo. Y bloqueando estas sendas se frena el deseo instintivo de ingerir la sal, como se podía leer en la gaceta PNAS.
¿Es perjudicial darla a los recién nacidos?
Si en los 6 primeros meses de vida los bebés consumen cereales y galletas con sales añadidas, al medrar tenderán a consumir un cincuenta y cinco por ciento más de sal que si los progenitores evitan los comestibles artificialmente sabrosos. “Los primeros meses de vida son un periodo sensible para dar forma a las preferencias de sabores”, asegura Leslie J. Stein, primordial responsable de este descubrimiento y especialista del Centro Monell de la ciudad de Filadelfia, experto en el estudio del gusto y el olfato.
¿La sal Engorda?
La eterna pregunat. Pues no, es justo al contrario, aun puede prevenir la obesidad. Es la conclusión a la que llegaron el farmacólogo Justin Grobe y sus colegas de la Universidad de Iowa mientras que estudiaban los efectos del consumo de una dieta rica en grasas conjuntada con altas concentraciones de sal. “La gente está pendiente de cuántos lípidos o bien cuántos azúcares incluye su dieta, mas nuestros ensayos muestran que hay un factor que, a pesar de no contener calorías, tiene un efecto vital en la ganancia o bien la pérdida de peso”, meditaba Grobe.
En sus investigaciones con ratones verificó que una dieta rebosante en grasas mas baja en sal les hacía ganar 15 gramos en dieciséis semanas. En ese período, los animales que ingerían muchos lípidos adobadas con mucho cloruro sódico engordaban solo 5 gramos, un tercio. Los estudiosos lo atribuyen a que el sodio reduce la capacidad del tracto digestible de extraer calorías de los comestibles.
Sin embargo, conforme otros especialistas, asimismo puede influir en la cantidad que comemos: aquellas personas más sensibles a los productos con sabores grasos serían más propensas a comer comestibles de este género cuando tienen cloruro sódico –les sabe mejor–y de este modo aumenta el peligro de padecer obesidad.
Un saludo y hasta pronto
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