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Un interesante estudio llevado a cabo por el centro médico universitario de Chicago, llego a una conclusión que para muchos había pasado totalmente desapercibida: las dietas bajas en sal pueden llegar aumentar hasta un 85% en riesgo de fallecimiento y hospitalización por problemas cardíacos.

Y es que, aunque por desgracia muchos análisis médicos previos han favorecido la opinión generalizada de que la sal es perjudicial para el organismo, los últimos avances han permitido evidenciar todo lo contrario.

Por supuesto, que abusar en la concentración de sal adecuada para nuestra salud es perjudicial, Sin embargo, no debemos aplicar esta idea a todos los contextos.

Gran parte de nuestra dieta se compone de alimentos procesados e ingredientes modificados que perjudican el equilibrio de nuestro cuerpo y parte de ellos, son mucho más culpables del proceso de envejecimiento, antes que la sal.

Así mismo, un conjunto de profesionales clínicos se dirigió a investigar y evidenciar que la limitación de la sal puede llegar a provocar un descontrol en la regulación de la sangre y del volumen de los líquidos internos, provocando consecuencias especialmente negativas para el paciente, a la larga.

Por supuesto, que la sal debe ser de calidad, sin ningún tipo de material contaminante ni nocivo para la salud. El nivel de impurezas delimita el beneficio que obtenemos con este oro blanco, de ahí que en Eurosal siempre apostamos por una sal limpia y libre de impurezas, con la composición adecuada para ti.

Los iones y cationes son especialmente importantes para el equilibrio hídrico y osmótico del cuerpo. A través de ellos se regulan algunas de las funciones más relevantes del organismo, de forma que llegan a convertirse en verdaderos directores para nuestra salud.

La sal participa activamente en este proceso, de ahí que la investigación sugiriera que aquellos pacientes que ya presentaban el corazón dañado, experimentaran serios problemas derivados de una dieta baja en sal.

Cada casuística es diferente, pero hay que tener muy presente ante todo, que aquellos minerales que llevan acompañándonos cientos de años, no tienen por qué ser perjudiciales para nosotros.

¿Sal sí? ¡Por supuesto! Con moderación y en la concentración justa.

Gracias